José Luis López López-Menchero. Profesor asociado de la Escuela Universitaria de Magisterio de Ciudad Real (Universidad de Castilla-La Mancha) (20/06/2005)
Los procesos de comunicación han evolucionado a través de la historia de las diversas culturas de la humanidad. En el nuevo milenio las sociedades más desarrolladas se hallan inmersas en la incorporación de una nueva
Cultura de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (CuTIC) a sus diferentes grupos sociales.
Este desarrollo cultural, ha de llevar a la educación hacia un proceso de ayuda al hombre en la mejora de sus capacidades cognitivas, afectivas y sociales, posibilitando el desarrollo de una conciencia crítica y constructiva de la realidad en un marco de interrelación cooperativa con sus semejantes. Este proceso de ayuda requiere una nueva Alfabetización en las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (ATIC) de alumnos y profesores y la consiguiente incorporación al sistema educativo de la Competencia en el Manejo de la Información (CMI). El sistema educativo no puede permanecer pasivo ante esta revolución cultural; ha de incorporarla –en su corpus institucional y en su praxis educativa– a todos sus niveles educativos –Infantil, Primaria, Secundaria y Universidad– para enriquecer la formación de ciudadanos libres a través del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Si la educación la entendemos como “el conocimiento y desarrollo de los procesos de comunicación que faciliten al alumno tomar decisiones, después de una reflexión sobre la información recibida, que les permita tener propuestas propias e incluso creativas” y por cultura entendemos el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época o grupo social, y como el conjunto de conocimientos que posee una persona como resultado se su formación educativa que le permite a alguien desarrollar su juicio critico” ,
el desarrollo de estos procesos supone incorporar nuevas competencias en la formación del profesorado.
Debemos modificar la praxis educativa, el quehacer docente, incorporando los nuevos procesos de comunicación al sistema educativo; desarrollando en el estudiante habilidades en su toma de decisiones con relación al acceso a la información dentro de un proceso de enseñanza y aprendizaje crítico, reflexivo, activo, participativo y cooperativo, todo ello inmerso en un clima de libertad. Sobre esta modificación el sistema educativo desarrollará los pilares sobre los cuales debe organizarse la educación, tal como señala el Informe para la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI (Informe Delors, 1999): Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir, aprender a colaborar y aprender a ser.Los profesores y alumnos requieren una nueva Alfabetización en tecnologías de la Información y Comunicaciones (ATIC) para poder adquirir nuevas habilidades que le permitan incorporarse a su medio social sin déficits formativos. Para esta transformación la incorporación de la Competencia en el Manejo de la Información (CMI) es una respuesta obligada a las nuevas formas de generar, crear y acumular conocimiento, basado en la investigación y la docencia. En el acercamiento práctico a la CMI es necesaria la creación de nuevas orientaciones y nuevos modelos (como por ejemplo, los WebQuest: introducción, tarea, recursos, evaluación y conclusión), capaces de desarrollar en el alumno las capacidades y habilidades en el manejo de las herramientas telemáticas y de mejorar procesos como: la obtención de la información, el análisis, la síntesis, la conceptualización, el pensamiento sistémico, el pensamiento crítico, la investigación y la metacognición, convirtiéndoles en generadores de nuevos conocimientos.
La realidad vigente es que las TIC han cambiado el modo de transmitir la información, el modo de comunicarse, el modo de enseñar a aprender e incluso posibilitando que algún día, no muy lejano, todo el conocimiento de la humanidad se encuentre en la red, donde la información de calidad estará organizada y estructurada de manera que acentuará los cambios del rol futuro del profesor –no será un transmisor de conocimientos– y del alumno –no será un simple receptor de esos conocimientos–. Así, dentro del ámbito pedagógico han ido apareciendo manifestaciones diversas que de una u otra forma hacen referencia a esta situación: “En el campo profesional y académico el soporte de la información está evolucionando hacia los sistemas multimedia pasando del protagonismo de la palabra escrita al papel primordial de la imagen [...]. Así, en los países industrializados, ver la televisión es la tercera actividad en relación con el tiempo dedicado por los ciudadanos adultos. Las dos primeras son el trabajo y el sueño” (Ferres, 1994). “INTERNET está provocando cambios importantes en la manera de comunicarse, de acceder a la información y de aprender de personas de todo el planeta,...” (Coderch, 2001).Las nuevas tecnologías, específicamente los
sistemas telemáticos, son medios interesantes para introducir pedagogías alternativas y potenciar cambios en las estructuras educativas. Al plantearnos el lugar –bien como un medio o como un fin– que debe ocupar la utilización de la educación telemática en la pedagogía y la didáctica dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje, debemos tener en cuenta que no debe plantearse como un contenido fundamental dentro del currículo, sino como un recurso instrumental dentro de una visión educativa de las nuevas tecnologías (Internet, correo electrónico, chat, videoconferencia...), es decir, como herramienta de apoyo para facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Desde este punto de vista, la telemática se compatibiliza con los enfoques psicoevolutivos y psicopedagógicos más en boga: Constructivismo (Vygotski), Conversación (Pask), Conocimiento Situado (Young) y Acción Comunicativa (Habermas).
El papel del profesor ha cambiado. Algunas corrientes pedagógicas de carácter tradicional veían en el profesor un mero transmisor de conocimientos; otras, ven en la figura del profesor la triple función de informador, orientador y animador (el alumno aprende activamente, construyendo él mismo su propio aprendizaje). La sustitución de la palabra escrita no es, sin embargo, un signo de progreso (Aristóteles). La imagen, para ser humana, debe ser sonora, porque la palabra da el concepto y la imagen transmite sobre todo hechos. El chimpancé es inferior al ser humano porque apenas sabe interpretar más que imágenes; la hominización se produce cuando la comunicación visual da paso a la comunicación auditiva: pretender sustituir ahora la palabra por la imagen es dar un salto atrás. Las TIC deben completar la palabra con la imagen, como en su día la hominización completó (que no sustituyó) la imagen con la palabra. En el terreno educativo los contenidos conceptuales abarcan hechos, conceptos y principios; los primeros tienen en la imagen un vehículo insustituible para comunicarlos (desde la pizarra y la tiza hasta los multimedia, pasando por retroproyectores, vídeos y diapositivas); pero los dos últimos son patrimonio exclusivo de la palabra (escrita o hablada, eso es lo de menos).
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